Justicieros en la CDMX

Justicieros: ¿necesidad, consecuencia o pretexto?

Hace algunas horas, se anunció por parte de la Procuraduría capitalina la detención de dos presuntos “justicieros” de la zona de Santa Julia en esta Ciudad de México, ellos, acompañados de otras personas, subieron un video a la red dándole una golpiza a un presunto ladrón de la zona.

Por supuesto que las redes sociales apoyaron la acción, diciéndo que si el gobierno no va a hacer nada, entonces que dejen a estos “héroes” limpiar las calles de tantos delincuentes para que los ciudadanos puedan sentirse seguros.

En el discurso, pareciera que la gente tiene razón y que deberíamos vivir agradecidos a esos “justicieros”, que se convierten en juez y parte para condenar a quien ellos consideran un delincuente, cosa muy distinta a repeler una agresión con arma de fuego, donde la vida de varios se encuentra en peligro y alguien, simplemente le dispara a quien amenazó con arrebatarle la vida a quien no quiera entregar las pertenencias que con tanto esfuerzo ha conseguido.

Me queda claro que no se puede tener un policía en cada unidad de transporte público, ni tampoco en cada ruta de autobuses que cruza por el país para evitar que un delincuente quiera aprovechar su superioridad (un arma) y someter a los pasajeros. En muchos de los casos, cuando estos han sido abatidos, se llega a la conclusión que ha sido por militares, ex militares o incluso por policías como lo fue en Constituyentes años atrás.

¿Son entonces los justicieros una necesidad?

Pareciera que sí, porque los niveles de confianza de la gente hacia las instituciones de seguridad están muy bajos. Muchos incluso, tienen más miedo de un policía que de un asaltante y la aparición de estos “justicieros” les hace pensar que por lo menos hay alguien que se encarga de limpiar las calles. El problema es que al hacerlo se convierten en criminales por igual, porque de acuerdo a las leyes, el Estado es el único con la facultad de realizar acciones así, por lo cual, entraríamos en la disyuntiva de saber si debe imperar el derecho o la justicia.

¿Entonces los justicieros son una consecuencia?

Al igual que el punto anterior, algunos llamados “justicieros” aprovechan las redes sociales para infundir miedo en los delincuentes, enseñándoles lo que les va a pasar si se atreven a pisar su colonia, su barrio o su zona.

Ante la nula intervención que hace la policía cuando se les reporta un robo, o delito alguno, la idea de ir a levantar un acta ante un Ministerio Público hace que los ciudadanos prefieran quedarse callados y no hacer ningún trámite, porque después como dicen algunos: “se las voltean”. Incluso, el ciudadano teme ser afectado ante las amenazas de los amigos y familiares del delincuente denunciado.

Mientras la policía no tenga la capacidad para hacer que la ciudadanía confíe, la gente aprobará cualquier medida para limpiar las calle de criminales, sin importar que sea o no legal, pero la gente está harta de tener miedo.

¿Son un pretexto?

Pensemos un poco, y pongamos a la Ciudad de México como un territorio que quieren dominar ciertos grupos. Dichos grupos buscarán eliminar a los miembros de la competencia y arraigarse entre la gente. ¿Por qué no hacerlo disfrazados de “justicieros”? Así incluso, cabe la posibilidad de que puedan limpiar la zona de cualquier persona que quiera ese territorio sin que la gente reclame, pues se sienten seguros y el silencio es su forma de agradecer, aunque en el fondo la aparente justicia no sea solo más que el provecho a favor de algunos.

También es posible que muchos se hagan llamar “justicieros” para que en la sombra de la incógnita, puedan cometer desde lesiones hasta homicidios dolosos o culposos, alegando que la víctima era un delincuente, sin nadie que regule a estos “justicieros” muchos pueden aprovecharse de ello para cometer otros delitos. Entonces, resulta ser más peligroso de lo que aparenta.

Hace décadas que la Ciudad de México, pese a lo que digan las estadísticas, ha dejado de ser un lugar seguro, hay asaltos, asesinatos, violaciones, robos de auto, allanamientos, y demás. Ante la falta de resultados por parte de la policía la gente simplemente no cree en el sistema.

Nadie puede hacerse justicia por si mismo, pero cuando quien lo tiene que hacer no se aparece o resulta que es cómplice de aquellos delincuentes, entonces volvemos a la vieja ley del talión, que decía: “ojo por ojo, diente por diente”, en una muestra de que en vez de evolucionar, vamos para atrás.

Los “justicieros” pueden llegar a convertirse en delincuentes matando delincuentes, y esto quizás en algún momento pueda servir para realmente considerar la pena de muerte como una opción real para evitar que en la calle haya tanta delincuencia, eso ya queda en manos de otros, pero la verdad es que los ciudadanos están cansados y eso, es muy peligroso para cualquier gobierno, o éste se aplica o que se atenga a las consecuencias.

“..La vida y el amor son como una taza de caf??, no importa donde lo tomes ni de donde provenga el mismo, lo que importa es con quien la compartes…” “..si juntas una ilusi??n con un sue??o, tienes por resultado…..una raz??n para vivir…”

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